Mikel fue nuestro profesor en el curso de verano de la Universidad Complutense. Llegó con sus «juguetes», como él los llama, rompió todos nuestros esquemas de cómo funciona el cerebro, y luego nos enchufó los aparatos y midió nuestras emociones, fue genial! Le puso una imagen de una playa idílica a una chica peruana y le sugirió que le despertaba emociones negativas… y resulta que odiaba las playas! Espectacular.